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domingo, 8 de febrero de 2015

Poniendo la mirada en Jesús (Serpiente de Bronce)

 
 Números 21:8
Y el SEÑOR dijo a Moisés: Hazte una serpiente abrasadora y ponla sobre un asta; y acontecerá que cuando todo el que sea mordido la mire, vivirá.
Y Moisés hizo una serpiente de bronce y la puso sobre el asta; y sucedía que cuando una serpiente mordía a alguno, y éste miraba a la serpiente de bronce, vivía.

  1. INTRODUCCION
Este conocido incidente que ocurrió cuando el pueblo de Israel marchaba por el desierto, después de haber salido de Egipto y antes de entrar a la tierra
prometida, nos ofrece un tipo sumamente interesante e instructivo de la obra del Señor Jesús sobre la cruz y del camino a la salvación. En sus siete versículos se nos indica de una manera clara y evidente el sacrificio cruento del Cordero de Dios y sus resultados benéficos a favor del pecador. 

Tampoco tenemos duda alguna acerca de su interpretación, pues el Señor dijo a Nicodemo: “Y como Moisés levantó a la  serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:14-15)

  1. Desarrollo

Como se trata de uno de esos casos en que Cristo nos declara de “las Escrituras lo que de él decían” (Lucas 24:27), conviene que examinemos en detalle esta terrible experiencia del pueblo de Israel que nos señala nuestra condición espiritual por naturaleza y por práctica y que pone en evidencia la maravillosa intervención de Dios, por medio de su Hijo, a nuestro favor con el fin de poder ser “el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús” (Romanos 3:26), porque solamente así era posible que hubiera para nosotros perdón de pecados, salvación y vida eterna. Meditemos en varias palabras determinantes de este tema:
 
Pecado: Comienza el incidente con el pecado del pueblo. Habían sido librados de la esclavitud de Egipto por el brazo fuerte de Dios. Él había vencido delante de ellos a sus enemigos; los había sustentado, alimentado y protegido. Sin embargo, “habló el pueblo contra Dios y contra Moisés” (v. 5). Se olvidaron de sus muchos beneficios y de la esclavitud de antes; murmuraron y se rebelaron contra Dios. En verdad nada les faltaba, pero sus corazones se apartaban de él y no se acordaban de su amor y bondad. Es la condición de todo hombre y toda mujer, “por cuanto todos pecaron” (Romanos 3:23).

Muerte:El castigo de su pecado no se hizo esperar, y “la paga del pecado es muerte”(Romanos 6:23). Las serpientes ardientes son figura del pecado, y los resultados de su mordedura era, inevitablemente, la muerte: la muerte inexorable para todos los enfermos por el pecado, sin distinción de personas ni de categorías. Es precisamente lo que encontramos en la carta apostólica, que afirma que “todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23). ¡Cuán terrible es el pecado! Es urgentemente necesario que se reconozca su realidad, su peligrosidad y sus consecuencias mortales, a fin de recurrir al único remedio que existe para contrarrestarlo: la obra vicaria de Jesucristo (Juan 11:25; Romanos 3:25; 1ª Juan 2:2; 4:10).

Arrepentimiento y Confesión: Solamente hay esperanza para nosotros cuando llegamos al conocimiento de nuestro pecado. Mientras resistimos a las evidencias de ello y pretendemos defendernos contra las demandas de un Dios santo, seguiremos en nuestro estado perdido y de muerte espiritual. Para el hijo pródigo, únicamente había posibilidad de recuperación cuando estaba dispuesto a decir de corazón: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti"(Lucas 15:18); y también para el pueblo de Israel se abrió la puerta de escape cuando confesó: “Hemos pecado”(Números 21:7). Así Pedro exhorta a sus oyentes en Jerusalén:“Arrepentíos y convertíos” (Hechos 3:19). No puede haber perdón de pecado sin el arrepentimiento y confesión por parte del pecador.
 
Juicio del Pecado: El pecado debe ser juzgado y castigado con la muerte. La clave de este incidente se encuentra en el versículo nueve de Números 21, donde entrega al pueblo su remedio por su estado, que debía ser “una serpiente de bronce” alzada sobre el asta similar a la de una bandera. Nuevamente, la serpiente es figura del pecado, y el metal o bronce del juicio(ver el altar de bronce Éxodo 27:1-8). Y en esta forma sencilla y gráfica se nos enseña a que únicamente por medio de una obra de expiación puede haber salvación para el pecador.La sentencia de muerte que Dios ha pronunciado sobre el pecador debe cumplirse indefectiblemente, o en la persona del pecador o en la persona de un sustituto que cargue con su pecados y muera en su lugar. Tal es el dilema tremendo que confrontaba al amor de Dios y a su justicia santa y justa, y que fue resuelto a su entera satisfacción por Cristo sobre la Cruz del Calvario . “Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar el pecado de muchos” (Hebreos 9:28)Él fue levantado "como Moisés levantó la serpiente en el desierto"  (Juan 3:14), llevando “nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero” (1ª Pedro 2:24). Allí, el que no conoció pecado” fue hecho “pecado por nosotros”, porque solamente así podríamos nosotros ser “hechos justicia de Dios en él” (2ª de Corintios 5:21).Este es el significado bendito de la serpiente de bronce Cristo sobre la cruz soportando el juicio de nuestros pecados y muriendo en nuestro lugar, base única del perdón y de la paz del pecador culpable, pero arrepentido ante Dios.
 
Obediencia: Con haber colocado la serpiente de bronce sobre el asta de madera, Moisés había cumplido con el mandato divino; ahora correspondía al pueblo aprovecharse de esta salvación prevista y obedecer a la Palabra de Dios: debían mirar para vivir (Números 21:8).En caso de desatender a la voz de Dios, y despreciar el remedio fácil y accesible a todos suministrado por él, morían indefectiblemente. Para vivir había que mirar. El Señor Jesús dijo que era necesario que él muriera por el pecador, “para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16). Sin esta fe en Cristo y en su obra vicaria en la cruz no hay vida eterna, sino perdición eterna. De la misma manera, para las mordeduras del pueblo de Israel no había curación aparte de de la invitación de la gracia de Dios de mirar y vivir. Desde lo alto de la cruz, la voz de Aquel que expió por el sacrificio de sí mismo nuestros pecados, resuena por todo el mundo: “Mirad a mi, y sed salvos,       todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más” (Isaías 45:22). 
                                                      
3. APLICACION
Dios salva a los pecadores por gracia, de modo que todos saben, "yo soy Dios, y no hay otro." El siempre quita nuestros valores falsos y dioses, entonces pondremos nuestra confianza en él solamente. 

"Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más" (Isaías 45:22).


Cada ministro llamado por Dios de gracia puede identificar con el pastor santo cuando el dijo: "Nos hace ver que el Señor es Dios, y que fuera de Él no hay otro. Muy a menudo Dios nos enseña esto al Ministro, por el que lo llevó a ver a su propia naturaleza pecaminosa. Tendrá como una idea de su corazón malvado y abominable, que él se sentirá como él se acerca a las escaleras del púlpito que no merece, tanto como para sentarse en su banco y mucho menos a predicar a sus compañeros. Aunque nosotros sintamos  siempre la alegría en la declaración de la Palabra de Dios, sin embargo, hemos sabido lo que es tambalearse en el pulpito, en el sentido de que el jefe de los pecadores, apenas se le debe permitir predicar a los demás. Ah, querido, yo no creo que será muy exitoso como un ministro que no es tomado en las profundidades y la negrura de su alma, e hizo exclamar: «A mí, que soy menos que el más de todos los santos, es la gracia dada, que yo predico entre los gentiles las inescrutables riquezas de Cristo. ' " 

Dios siempre nos trae a nuestras rodillas, que El puede presionar sobre nuestros corazones el hecho de que Él es Dios, y Dios solo.

La mayor obra de Dios es la salvación del pecador. Trae al pecador a la fe salvadora que Dios nos demuestra que Él es Dios, y aparte de Él no hay otro. Él nos salva sólo por la gracia de modo que sólo él recibe toda la gloria. Él nos enseña a "Mirad a mí, y sed salvos, todos los confines de la tierra".

Sólo hay una persona a la que podemos mirar y ser salvos. Es el Señor Jesucristo. "Mire", simplemente, "Mirad a mí, y sed salvos, todos los confines de la tierra".

Dios no dice: "Mira a ti mismo y se salvo." Él no dice: "Mire a su líder religioso", o su membresía de la iglesia,  Para ello sería buscar a otro dios. El Señor Dios dice: "Mirad a mí." Se trata de no mirar a su arrepentimiento o el examen de su fe. Se trata de los ojos en Jesús que salva. Mirando a usted o a alguien más te enviará al infierno. 

"No es una consideración de lo que eres, pero una consideración de lo que es Dios, y lo que Cristo es, que te puede salvar. Se busca de sí mismo a Jesús ", 

El único requisito que usted necesita para que Dios le salve a usted, es que es un pecador. "El mayor pecado que tengo, el mayor motivo que tengo de esperar la misericordia." La Biblia dice: "Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios." Que califica cada uno de nosotros para la salvación. El mayor de nuestros pecados la mejor razón para la búsqueda de la gracia de Dios y la misericordia. 

"Mira pecador," Dios dice, "Mira a mí, y sed salvo." Ese es el medio de salvación. "Mira a mí, y sed salvos." Dios lo dijo. Esa es la buena noticia.

Dios lo hace todo de esa manera a fin de que sólo él pueda obtener toda la gloria. Lo hace para que Él pueda demostrar a los pecadores orgullosos de que sólo Él es Dios. La gracia destruye nuestro orgullo arrogante. La forma más sencilla de la salvación es, "Mira". "Mirad a mí y sed salvos."

La salvación es instantánea el momento en que miras a Cristo. "Un pecador que cree en un momento, y el momento en que el pecador cree y confía en su Dios crucificado para el perdón, a la vez que recibe la salvación en su totalidad a través de su sangre".

La salvación es completa en ese momento. "Mire", y usted instantáneamente es salvo. Si un pecador confía sólo en Jesucristo, será salvo. "Mirad a mí, y sed salvos." "¡Mira! Mira! ¡Mira! "Es lo mismo que confiar en Cristo para salvarte. La salvación es por la gracia de Dios por la fe en Cristo. Míralo a El y se salvo ahora.
"Mirad a Jesús, y se salvo, todos los confines de la tierra." Esto es una invitación a todos los pecadores a venir, mirar a Jesús, y sed salvos.

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