Números 21:8
Y el SEÑOR dijo a Moisés: Hazte una serpiente abrasadora y ponla sobre un asta; y acontecerá que cuando todo el que sea mordido la mire, vivirá.
Y Moisés hizo una serpiente de bronce y la puso sobre el asta; y sucedía que cuando una serpiente mordía a alguno, y éste miraba a la serpiente de bronce, vivía.
Y el SEÑOR dijo a Moisés: Hazte una serpiente abrasadora y ponla sobre un asta; y acontecerá que cuando todo el que sea mordido la mire, vivirá.
Y Moisés hizo una serpiente de bronce y la puso sobre el asta; y sucedía que cuando una serpiente mordía a alguno, y éste miraba a la serpiente de bronce, vivía.
- INTRODUCCION
Este conocido incidente que ocurrió cuando el
pueblo de Israel marchaba por el desierto, después de haber salido de
Egipto y antes de entrar a la
tierra
prometida, nos ofrece un tipo sumamente interesante e
instructivo de la obra del Señor Jesús sobre la cruz y del camino a la
salvación. En sus siete versículos se nos indica de una manera
clara y evidente el sacrificio cruento del Cordero de Dios y sus
resultados benéficos a favor del pecador.
Tampoco tenemos duda alguna
acerca de su interpretación, pues el Señor dijo a
Nicodemo: “Y como Moisés levantó a la serpiente en el
desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida
eterna” (Juan 3:14-15).
- Desarrollo
Como se trata de uno de esos casos en que Cristo nos declara
de “las Escrituras lo que de él decían” (Lucas 24:27), conviene
que
examinemos en detalle esta terrible experiencia del pueblo de Israel
que nos señala nuestra condición espiritual por naturaleza y por
práctica y que pone en evidencia la maravillosa intervención
de Dios, por medio de su Hijo, a nuestro favor con el fin de poder
ser “el justo, y el que justifica al que es de la fe de
Jesús” (Romanos 3:26), porque solamente así era posible que hubiera para nosotros perdón de pecados, salvación y vida eterna.
Meditemos en varias palabras determinantes de este tema:
Pecado: Comienza
el incidente con el pecado del pueblo. Habían sido
librados de la esclavitud de Egipto por el brazo fuerte de Dios. Él
había vencido delante de ellos a sus enemigos; los había sustentado,
alimentado y protegido. Sin
embargo, “habló el pueblo contra Dios y contra Moisés” (v. 5).
Se olvidaron de
sus muchos beneficios y de la esclavitud de antes; murmuraron y se
rebelaron contra Dios. En verdad nada les faltaba, pero sus corazones se
apartaban de él y no se acordaban de su amor y bondad.
Es la condición de todo hombre y toda mujer, “por cuanto todos pecaron” (Romanos
3:23).
Muerte:El castigo de su pecado no se hizo esperar, y “la paga
del pecado es muerte”(Romanos 6:23).
Las serpientes ardientes son figura del pecado, y los
resultados de su mordedura era, inevitablemente, la muerte: la
muerte inexorable para todos los enfermos por el pecado, sin distinción
de personas ni de categorías. Es precisamente lo que
encontramos en la carta apostólica, que afirma que “todos pecaron, y están destituidos de la gloria de
Dios” (Romanos 3:23). ¡Cuán terrible es el pecado! Es urgentemente necesario que se
reconozca su realidad, su peligrosidad y sus consecuencias mortales, a fin de recurrir al único remedio que existe para contrarrestarlo: la obra vicaria de
Jesucristo (Juan 11:25; Romanos 3:25; 1ª Juan 2:2; 4:10).
Arrepentimiento y Confesión: Solamente
hay esperanza para nosotros cuando llegamos al conocimiento de nuestro
pecado.
Mientras resistimos a las evidencias de ello y pretendemos
defendernos contra las demandas de un Dios santo, seguiremos en nuestro
estado perdido y de muerte espiritual. Para el hijo pródigo,
únicamente había posibilidad de recuperación cuando estaba dispuesto
a decir de corazón: “Padre, he pecado contra el cielo y contra
ti"(Lucas 15:18); y también para el pueblo de Israel se abrió
la puerta de escape cuando confesó: “Hemos pecado”(Números 21:7). Así Pedro exhorta a
sus oyentes en Jerusalén:“Arrepentíos y convertíos” (Hechos 3:19). No puede haber perdón de
pecado sin el arrepentimiento y confesión por parte del pecador.
Juicio del Pecado: El pecado debe ser juzgado y castigado con la muerte. La clave de este incidente
se encuentra en el versículo nueve de Números 21,
donde entrega al pueblo su remedio
por su estado, que debía ser “una serpiente de bronce” alzada sobre
el asta similar a la de una bandera. Nuevamente, la serpiente es figura
del pecado, y el metal o bronce del
juicio(ver el altar de bronce Éxodo 27:1-8). Y en esta forma sencilla y gráfica se nos
enseña a que únicamente por medio de una obra de expiación puede haber salvación para el pecador.La sentencia de muerte que Dios ha pronunciado sobre el pecador debe cumplirse
indefectiblemente, o en la persona del pecador o en la persona de un sustituto que cargue con su pecados y muera en su lugar. Tal es el dilema tremendo que confrontaba al amor de Dios y
a su justicia santa y justa, y que fue resuelto a su entera satisfacción por Cristo sobre la Cruz del Calvario . “Cristo fue ofrecido una sola vez
para llevar el pecado de muchos” (Hebreos 9:28). Él fue levantado "como Moisés levantó la serpiente en el desierto" (Juan 3:14), llevando “nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero” (1ª Pedro 2:24). Allí, el “que no conoció pecado” fue hecho “pecado por nosotros”, porque solamente así podríamos nosotros ser “hechos justicia de Dios en
él” (2ª de Corintios 5:21).Este es el significado bendito de la serpiente de bronce Cristo sobre la cruz soportando el juicio de nuestros
pecados y muriendo en nuestro lugar, base única del perdón y de la paz del pecador culpable, pero arrepentido ante Dios.
Obediencia: Con haber colocado la serpiente de bronce sobre el asta de madera, Moisés había cumplido con el mandato
divino; ahora correspondía al pueblo aprovecharse de esta salvación prevista y obedecer a la Palabra de Dios: debían mirar para vivir (Números 21:8).En
caso de desatender a la voz de Dios, y despreciar el remedio fácil y
accesible a todos suministrado por él, morían indefectiblemente.
Para vivir había que mirar. El Señor Jesús dijo que era necesario
que él muriera por el pecador, “para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas
tenga vida eterna” (Juan 3:16). Sin
esta fe en Cristo y en
su obra vicaria en la cruz no hay vida eterna, sino perdición
eterna. De la misma manera, para las mordeduras del pueblo de Israel no
había curación aparte de de la invitación de la gracia de
Dios de mirar y vivir. Desde lo alto de la cruz, la voz de Aquel que
expió por el sacrificio de sí mismo nuestros pecados, resuena por todo
el mundo: “Mirad a mi, y sed salvos, todos los términos de la tierra,
porque yo soy Dios, y no hay más” (Isaías 45:22).
3. APLICACION
Dios salva a los pecadores por gracia, de
modo que todos saben, "yo soy Dios, y no hay otro." El siempre quita nuestros
valores falsos y dioses, entonces pondremos nuestra confianza en él solamente.
"Mirad a mí, y sed salvos, todos los
términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más" (Isaías 45:22).
Cada ministro llamado por Dios de gracia
puede identificar con el pastor santo cuando el dijo: "Nos hace ver que el Señor
es Dios, y que fuera de Él no hay otro. Muy a menudo Dios nos enseña esto al
Ministro, por el que lo llevó a ver a su propia naturaleza pecaminosa. Tendrá
como una idea de su corazón malvado y abominable, que él se sentirá como él se
acerca a las escaleras del púlpito que no merece, tanto como para sentarse en su
banco y mucho menos a predicar a sus compañeros. Aunque nosotros sintamos
siempre la alegría en la declaración de la Palabra de Dios, sin embargo, hemos
sabido lo que es tambalearse en el pulpito, en el sentido de que el jefe de los
pecadores, apenas se le debe permitir predicar a los demás. Ah, querido, yo no
creo que será muy exitoso como un ministro que no es tomado en las profundidades
y la negrura de su alma, e hizo exclamar: «A mí, que soy menos que el más de
todos los santos, es la gracia dada, que yo predico entre los gentiles las
inescrutables riquezas de Cristo. ' "
Dios siempre nos trae a nuestras rodillas,
que El puede presionar sobre nuestros corazones el hecho de que Él es Dios, y
Dios solo.
La mayor obra de Dios es la salvación del
pecador. Trae al pecador a la fe salvadora que Dios nos demuestra que Él es
Dios, y aparte de Él no hay otro. Él nos salva sólo por la gracia de modo que
sólo él recibe toda la gloria. Él nos enseña a "Mirad a mí, y sed salvos, todos
los confines de la tierra".
Sólo hay una persona a la que podemos mirar
y ser salvos. Es el Señor Jesucristo. "Mire", simplemente, "Mirad a mí, y sed
salvos, todos los confines de la tierra".
Dios no dice: "Mira a ti mismo y se salvo."
Él no dice: "Mire a su líder religioso", o su membresía de la iglesia, Para ello sería buscar a otro dios. El Señor Dios dice: "Mirad a
mí." Se trata de no mirar a su arrepentimiento o el examen de su fe. Se trata de
los ojos en Jesús que salva. Mirando a usted o a alguien más te enviará al
infierno.
"No es una consideración de lo que eres,
pero una consideración de lo que es Dios, y lo que Cristo es, que te puede
salvar. Se busca de sí mismo a Jesús ",
El único requisito que usted necesita para
que Dios le salve a usted, es que es un pecador. "El mayor pecado que tengo, el
mayor motivo que tengo de esperar la misericordia." La Biblia dice: "Por cuanto
todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios." Que califica cada uno
de nosotros para la salvación. El mayor de nuestros pecados la mejor razón para
la búsqueda de la gracia de Dios y la misericordia.
"Mira pecador," Dios dice, "Mira a mí, y
sed salvo." Ese es el medio de salvación. "Mira a mí, y sed salvos." Dios lo
dijo. Esa es la buena noticia.
Dios lo hace todo de esa manera a fin de
que sólo él pueda obtener toda la gloria. Lo hace para que Él pueda demostrar a
los pecadores orgullosos de que sólo Él es Dios. La gracia destruye nuestro
orgullo arrogante. La forma más sencilla de la salvación es, "Mira". "Mirad a mí
y sed salvos."
La salvación es instantánea el momento en
que miras a Cristo. "Un pecador que cree en un momento, y el momento en que el
pecador cree y confía en su Dios crucificado para el perdón, a la vez que recibe
la salvación en su totalidad a través de su sangre".
La
salvación es completa en ese momento. "Mire", y usted instantáneamente es salvo.
Si un pecador confía sólo en Jesucristo, será salvo. "Mirad a mí, y sed salvos."
"¡Mira! Mira! ¡Mira! "Es lo mismo que confiar en Cristo para salvarte. La
salvación es por la gracia de Dios por la fe en Cristo. Míralo a El y se salvo
ahora.
"Mirad a Jesús, y se salvo, todos los
confines de la tierra." Esto es una invitación a todos los pecadores a venir,
mirar a Jesús, y sed salvos.
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