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lunes, 12 de enero de 2015

HOMILETICA 1

                                         




 INTRODUCCIÓN A LA HOMILÉTICA

"La exposición de tus palabras alumbra; Hace entender a los simples" Salmo 119:130

1.1. DEFINICIÓN Y EXPLICACIÓN DE LA PALABRA HOMILÉTICA

La palabra "Homilética", no se encuentra en algunos diccionarios de la lengua española. Es un término que introdujeron los antiguos misioneros en los seminarios establecidos por ellos mismos, en la América Latina. Ese término lo introdujeron sin traducir.

En el inglés si se encuentra este vocablo. En el diccionario de Webster (en el cual se trabajó 20 años para producirlo), nos dice que el término viene del griego "Homiletikós", que significa "platicas con". Homilética es por lo tanto, dice el diccionario, el arte de predicar.

La palabra "Homilía" tiene también en su raíz etimológica relación con la palabra homilética. El diccionario de Etimología por Joan Corominas nos lleva hasta el año 1584 d.C., donde se principió a utilizar el término Homilía del griego, "homilía" que significa originalmente "reunión", "conversación familiar". Un diccionario español define la palabra Homilía como "plática" que se hace para explicar al pueblo las materias de religión.

De modo que la palabra Homilética, en su forma más breve y sencilla, podríamos definirla así: HOMILÉTICA ES EL ARTE DE PREPARAR Y PRESENTAR EL SERMÓN CON ÉXITO.

La Homilética es un arte que debe ser estudiado por todo ministro sincero del evangelio, por ser que se trata de aquello que le puede ayudar a dignificar su ministerio y hermosearlo de modo que fructifique para la honra y gloria del Divino Maestro.

· Bienaventuranzas del predicador.
· Antes de Dar el mensaje tome en cuenta esto...
· Preguntas vitales para nuestro ministerio.

a. Bienaventurado el predicador que sabe ayudar y orar.
b. Bienaventurado el predicador que estudia para predicar.
c. Bienaventurado el predicador que sabe predicar.
d. Bienaventurado el predicador que sabe variar el timbre de voz.
e. Bienaventurado el predicador que sabe cuándo terminar su sermón.
f. Bienaventurado el predicador que se predica el sermón primero a sí mismo.
g. Bienaventurado el predicador que predica sobre grandes temas.
h. Bienaventurado el predicador cuyos sermones son claramente enunciados y progresivos.
i. Bienaventurado el predicador cuyo sermón es una unidad y tiene un propósito definido.
j. Bienaventurado el predicador que raras veces usa el pronombre "YO".


1.2. ANTES DE DAR EL MENSAJE TOME EN CUENTA ESTO

A. Cuando usted anuncie un tema, cíñase a él. Si piensa hablar de la fe, no diga nada del amor. Algunos tienen por costumbre anunciar un tema que nunca desarrollan.

B. Estudie bien lo que va a decir; sepa de antemano lo que se propone presentar ante el público. Empezar por el Génesis y terminar con revelación cada vez que se habla, indica claramente falta de preparación.

C. Tengan sus ideas ordenadas y Bien clasificadas. Ideas claras hacen buena impresión. El publico tiene más nociones de lógica y de Bueno sentido que lo que usted se imagina.

D. Evite los chismes en el sermón. Una Buena ilustración en su momento oportuno remacha las ideas; pero los cuentos graciosos, además de echar a perder la seriedad del mensaje, convierten al predicador en un charlatán.

E. No haga uso de palabras y expresiones vulgares. Molestan al oído de las personas series y rebajan la dignidad del mensaje y del mensajero.

F. Presente siempre el mensaje con un pensamiento nuevo. No podemos cambiar las verdades, pero podemos decirlas de manera que resulten siempre interesantes. Recuerde que in interés, no hay mensaje.

1.3. PREGUNTAS VITALES PARA NUESTRO MINISTERIO

A. Cuando tomamos el púlpito para dar el mensaje, ¿lo hacemos MECANICAMENTE, o INSPIRADOS POR DIOS?

B. En el trabajo de entre semana, ¿servimos como ADMINISTRADORES o como EMBAJADORES?

C. En la mente de la multitud, ¿somos hombres de RELACIONES PÚBLICAS o somos HOMBRES QUE HAN "...ESTADO CON JESÚS".

D. En su oficina o lugar de estudio, ¿se convierte en un INGENIERO TEÓLOGO o un SIERVO DE DIOS, recibiendo el mensaje de Dios para ese tiempo?

E. Cuando MINISTRAMOS, ¿piensa en el PECADOR, y el PUEBLO DE DIOS o piensa más en la POLÍTICA ECLESIÁSTICA?

Con toda seriedad y abierto debemos considerar estos apuntes y sugerencias, que nos pueden ayudar a enriquecer nuestro ministerio. Este es el deseo de un servidor en la magna obra de nuestro divino Salvador.

"Predicando no sólo para informar sino para formar; ...a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo". (Gálatas 4:19; Efesios 4:12).


2. EL PREDICADOR Y LA PREDICACIÓN

"Y nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la palabra". Hechos 6:4.

2.1 EL MINISTERIO DE LA PALABRA

Lo apóstoles, hombres santos y consagrados a seguir las pisadas del Maestro de Nazareth, se encontraban sirviendo "...las mesas..." y ministrando necesidades sociales, físicas y con la gran responsabilidad de alimentarlos espiritualmente; llegaron a un acuerdo, que sería el de utilizar, a otros hombres con cualidades semejantes a las de ellos, para que estos (diáconos) se encargaran del trabajo inferior y ellos continuaran con su trabajo primordial, el de orar y predicar. Así ellos cumplirían con la encomienda divina de Cristo "...Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura" (Hechos 6:1-7; Marcos 16:15).

"Y el mismo constituyó a unos apóstoles, a otros profetas; a otros evangelistas; a otros pastores y maestros..." (Efesios 4:11).

Enseguida les sugiero una aplicación práctica de este versículo, en relación al predicador de hoy, según James D. Crane:

"Pero, ¿qué significa todo esto para nosotros? Nos hace ver con claridad, no sólo lo que "el ministerio de la Palabra" fue en los tiempos neotestamentarios, sino lo que debe ser hoy y siempre. Este ministerio ha de ser apostólico, profético, evangelístico y pastoral. Ha de ser apostólico en el sentido de basar su mensaje en "la fe entregada una vez para siempre a los santos" (Judas 3). Ha de ser profético en el sentido de entregar su mensaje bajo el impulso directo del Espíritu Santo y con el fin de satisfacer las necesidades espirituales de los oyentes. Ha de ser evangelístico o misionero en su urgencia de traer las almas perdidas a Cristo como Salvador. Ha de ser pastoral en su empeño constante y abnegado de edificar a los creyentes en Cristo como Señor"

2.2. REQUISITOS DEL PREDICADOR

Pablo insigne siervo de Cristo, al transcurrir los años, en el desarrollo del "...ministerio de la palabra..." llega a una conclusión referente a las calificaciones de aquellos que serían llamados a dedicarse a este santo ministerio de la palabra, y en la primera epístola a Timoteo capítulo tres y versículo uno al catorce, enumera los requisitos de estos predicadores, a los cuales en ésta enseñanza, haremos alusión en una forma indirecta, trayendo a su atención algunos puntos prácticos.

2.2.1. Su vida debe ser sin reproche. Es menester que el predicador tenga un buen testimonio entre los hombres y una conciencia limpia ante Dios. Si su vida tiene manchas o él no anda rectamente delante del mundo, él no tiene influencia y su predicación, aunque sea elocuente, no tendrá valor para conmover a las almas.

Si su conciencia no es pura, su predicación no será ungida de Dios y sus palabras serán "como metal que resuena y címbalo que retiñe".

Un hombre no puede guiar al rebaño a cosas más profundas que las que él mismo ha experimentado, ni alzarlo a alturas más altas que él no haya subido.

La conducta moral del predicador ha de ser "irreprochable". Esta es una expresión muy fuerte. Significa no solo que no debe haber acusación en su contra, sino que debe ser imposible formularle una acusación que pudiera resistir la investigación. Su conducta debe ser tal que no deje al adversario ninguna base posible para vituperar su vocación. Tan así ha de ser que aun entre los extraños: "es necesario que goce de buen nombre". El predicador ha de ser un "modelo a los que creen, en palabra, en comportamiento, en amor, en fe y en pureza" (1ª. Timoteo 4:12). Es cierto que todo hijo de Dios tiene la misma obligación de andar como es digno de la vocación con que ha sido llamado (Efesios 4:1) pero la posición prominente del predicador aumenta grandemente su responsabilidad a este respecto.

2.2.2. Debe tener interés en la humanidad. Es una cosa que el predicador siente una carga por su sermón, y es otra que sienta carga por la gente a quien le va a predicar. Es muy natural que un hombre, sabiendo que le toca predicar, busca de Dios un mensaje, porque no quiere fracasar. Pero si su mayor interés es solamente en ser un buen predicador y predicar un buen sermón, él es "corto de vista". El sermón no puede tener mucho valor porque no tiene un propósito que vale. El predicador que puede conmover la humanidad es el que ama la humanidad y su propia alma es angustiada por el estado espiritual de ella.

El predicador que se mezcla con la gente llega a conocer sus sufrimientos, triunfos, flaquezas, gozos y tristezas. Su corazón se derrite de compasión por ellos. En el púlpito él es una fuente derramándose con palabras de consolación, exhortación y edificación. Su sermón es poderoso porque está encendido en el fuego de su propia alma.

El contacto con la gente ayuda al predicador mismo. Le hace humano, jovial, amigable, con un calor en su personalidad - cualidades que son provechosos para su ministerio.

El que gasta toda la semana encerrado en su oficina, estudiando, puede tener mensajes profundos, pero no ministra a la humanidad porque no le conoce. El estudio y la oración son muy necesarios pero no deben impedir el contacto con la gente.

2.2.3. Debe ser profundo en la Palabra
"Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado como obrero que no tiene de que avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad". 2ª. Timoteo 2:15.

El predicador debe ser diligente en el estudio de la Biblia (2ª. Timoteo 2:15 y 3:15; Juan 5:39). El hermano M.J. Gaxiola nos aconseja a leer más, en su escrito así como sigue:

"SOMOS GENTE DEL LIBRO, gente de la Biblia. De allí procede nuestra predicación y se requiere que la conozcamos antes de que podamos compartirla con otros".

El ministro debe entonces leer constantemente la Biblia a fin de que cada vez esté más familiarizado con los personajes, eventos, lugares de ideas de que trata. Mientras más lea su Biblia, más se empapará el ministro del contenido y el espíritu del libro de Dios y más sentirá la acción del Espíritu Santo que le conduce al conocimiento de la verdad y el deseo de llevar esa verdad a otros.

El ministro debe también leer todo lo que le permita saber más acerca de la Biblia, su historia y su desarrollo, las características de los idiomas originales y todo aquello que le permita tener una idea más precisa del contenido general de la Palabra de Dios.

APRENDER a leer significa que adquirimos un hábito que alguien llamó "el único vicio del que no hay que arrepentirse". El que lee tiene necesariamente una mente más despierta y adquiere forzosamente una mayor sensibilidad espiritual e intelectual.

2.2.4. Debe ser hombre de oración. En los siguientes párrafos encontraremos algunos consejos muy directos al corazón del ministro del evangelio.


2.3. LA PRIMACIA DE LA ORACIÓN

La oración en la vida, en el estudio y en el púlpito del predicador, ha de ser una fuerza conspicua y que a todo trascienda. No debe tener un lugar secundario, ni ser una simple cobertura. A él le es dado pasar con su Señor "la noche orando a Dios". Para que el predicador se ejercite en esta oración sacrificial es necesario que no pierda de vista a su Maestro, quien "levantándose muy de mañana, aun muy de noche, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba". El cuarto de estudio del predicador ha de ser un altar, un Bethel, donde le sea revelada la visión de la escala hacia el cielo significando que los pensamientos antes de bajar a los hombres han de subir hasta Dios; porque todo el sermón esté impregnando de la atmósfera celestial, de la solemnidad que le ha impartido la presencia de Dios en el estudio.

El predicador debe, por la oración, poner a Dios en el sermón. El predicador, por medio de la oración, acerca a Dios al pueblo antes de que sus palabras hayan movido al pueblo hacia Dios. El predicador ha de tener audiencia con Dios antes de tener acceso al pueblo. Cuando el predicador tiene abierto el camino hacia Dios, con toda seguridad lo tiene abierto hacia el pueblo.

Los predicadores son seres humanos y están expuestos a ser arrebatados por las corrientes del mundo. La oración es un trabajo espiritual y la naturaleza humana rehuye un trabajo espiritual y exigente. La naturaleza humana gusta de bogar hacia el cielo con un viento favorable y un mar tranquilo. La oración hace a uno sumiso. Abate el intelecto y el orgullo, crucifica la vanagloria y señala nuestra insolvencia espiritual. Todo esto es difícil de sobrellevar para la carne y la sangre.

El poco valor que damos a la oración está evidenciado por el poco tiempo que le dedicamos. Hay veces que el predicador sólo le concede los momentos que le han sobrado.

El predicador tiene la comisión de orar tanto como de predicar. Su labor es incompleta si descuida alguna de las dos. Aunque el predicador hable con toda la elocuencia de los hombres y de los ángeles, si no ora con fe para que el cielo venga en su ayuda, su predicación será como "metal que resuena y címbalo que retiñe", para los usos permanentes de la gloria de Dios y de la salvación de las almas.


2.4. LA PRIMACÍA DE LA PREDICACIÓN

En su exposición sobresaliente sobre el tema de la predicación, nos dice J.D. Crane así:

Corría el año sesenta y seis. Desde la húmeda celda romana en que aguardaba su proceso final, el anciano Pablo escribía Timoteo, su hijo en la fe. Era su última carta, y en ella vertía el alma en palabras de consejo, de estímulo, de exhortación y de advertencia. Ya para terminar, reunió la audiencia de todo lo dicho en un gran encargo final:

"Requiero yo pues delante de Dios, y del Señor Jesucristo, que ha de juzgar a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina; antes, teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído, y se volverán a las fábulas. Pero tú vela en todo, soporta a las aflicciones, haz la obra de evangelista, cumple tu ministerio. Porque yo ya estoy para ser ofrecido, y el tiempo de mi partida está cercano". (2ª. Timoteo 4:1-6).

¡El deber principal de Timoteo era el de predicar! Los motivos más solemnes lo impulsaban a ello. Pablo pronto dejaría de existir. Callada la voz de aquel que "desde Jerusalén, y por los alrededores hasta Ilírico" había "llenado todo del evangelio de Cristo" (Romanos 15:19). Era menester que otra voz anunciara las buena nuevas. Además, la oportunidad pasaba. Se divisaban los tiempos en que los hombres no presentarían atención al mensaje de vida sino que buscarían a maestros que halagaran sus oídos con palabras melifluas de una falsa paz. Por tanto había que aprovechar la oportunidad presente. Otro motivo era el hecho de estar actuando constantemente "delante de Dios". El ojo divino lo vigilaba, tomando nota de su labor. Por último, la perspectiva del juicio final en que el Señor Jesús, "el Príncipe de los Pastores", premiaría con "corona incorruptible de gloria". (1ª. Pedro 5:4) a los que hubieran desempeñado su comisión con fidelidad, le animaba a ser constante y cumplido en su ministerio de la predicación.

Las palabras dirigidas a Timoteo tiene una aplicación perenne a la iglesia del Señor. Su tarea principal es la predicación. Cuando Cristo subió al monte y llamó a sí a los que quiso y estableció a los doce como cuerpo apostólico, su propósito fue "para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar, y que tuviesen potestad de sanar enfermedades, y de echar fuera demonios". (Marcos 3:14. 15). La comunión con Cristo sería su preparación; los milagros de sanidad serían credenciales para su mensaje en el tiempo transitorio de la cimentación de la causa cristiana en un mundo hostil y la obra central había de ser la de predicar. Cuando los doce fueron enviados de dos en dos a recorrer la provincia de Galilea, sus instrucciones fueron: "Y yendo, predicad..." Cuando los apóstoles pidieron una señal de la futura venida del Señor y del fin del mundo, les indicó que sería "predicado este evangelio del reino en todo el mundo, por testimonio a todos los gentiles; y entonces vendrá el fin" (Mateo 24:14) Y cuando el Maestro quiso reducir a la forma más breve posible su gran comisión, la expresó en estas palabras: "Id por todo el mundo, predicad el evangelio a toda criatura". (Marcos 16:15).

La primacía de la predicación fue bien entendida por la iglesia primitiva. Cuando Felipe descendió a la ciudad de Samaria, "les predicaba..." (Hechos 8:5). Cuando Pedro se presentó ante el centurión romano en Cesarea, le dijo que el Señor "nos mandó que predicásemos..." (Hechos 10:42). Cuando los filósofos atenienses quisieron describir a Pablo, dijeron: "Parece que es predicador..." (Hechos 17:18). Y tuvieron mucha razón porque el mismo apóstol consideraba que la predicación era su tarea principal, como vemos en su declaración a la iglesia de Corintio, cuando dijo: "Porque no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el evangelio" (1ª. Corintios 1:17). Tan así era que Pablo conceptuaba como una imposibilidad el que las gentes creyesen "sin haber quien les predique" (Romanos 10:14). "Así predicamos", dijo, "y así habéis creído". (1ª. Corintios 15:11).


2.5. DEFINICIÓN DE LA PREDICACIÓN

Un ministro apostólico describe lo que es predicar, diciendo: "Predicar es dar a conocer la voluntad de Dios según se revela en las Escrituras y hacerlo con unción del Espíritu Santo, con sabiduría, destreza, amor, belleza, disciplina, atractivo y perseverancia, de modo que la predicación sea entendida y aceptada como Palabra de Dios, al grado que inspire a quienes la escuchan a creerla, obedecerla, vivirla y propagarla".

Al mismo tiempo este ministro nos dice lo que NO es predicar. "Predicar NO es regañar, NI confundir, engañar, enredar, perder el tiempo, presumir, excitar, incitar, recitar, meterse en aprietos, salir de aprietos, asustar, amenazar, vengarse, aprovecharse, etc."

El hermano Maclovio Gaxiola L. Define la predicación en una forma muy interesante y dice: "La predicación del evangelio es el hacha puesta a la raíz de los árboles, los derriba con violencia. Los arranca de su puesto y los prepara para que llevados al aserradero pasen por el molino y después por el banco del ebanista, llegando a convertirse en mueble o en utensilio para estar en la sala o en la recámara, dando servicio al hombre. La predicación del evangelio derriba a los hombres de su pedestal, les arranca de la ignorancia, del orgullo, de la vanidad y los lleva poco a poco al arrepentimiento, en donde una vez convertidos, pueden irse moldeando hasta llegar a estar en la casa de Dios. Adornando en todo la doctrina de nuestro Salvador Dios".


2.6. LA PREDICACIÓN DEFINIDA ETIMOLÓGICAMENTE

La idea fundamental de la comunicación verbal se revela claramente al examinar los diferentes verbos griegos traducidos por la voz "predicar" en la Versión de Valera. Dos veces (Marcos 2:2; Hechos 14:25) está representada la traducción de laleo, verbo que significa simple y llanamente "hablar", como puede verificarse por una referencia a otros pasajes en que la misma palabra griega es empleada. (Hechos 11:19; 13:42; 16:6). Siete veces (Hechos 5:42; 17:18; 1ª. Corintios 15:1,2; 2ª. Corintios 11:7; Gálatas 1:16; Apocalipsis 14:6), la palabra "predicar" es la traducción de euaggelizo, vocablo que significa "traer buenas noticias" o "anunciar alegres nuevas" o "proclamar las buenas nuevas". El mismo verbo aparece en otros cuarenta pasajes donde es traducido generalmente "anunciar". El otro verbo griego traducido "predicar" es kerusso, que significa "proclamar públicamente como un heraldo" con la sugestión siempre de "formalidad, gravedad y de una autoridad que demanda atención y obediencia" (Joseph Henry Thayer, A Greek - English Lexicon of the New Testament, pag. 346). Este verbo aparece sesenta y una veces "publicar", dos veces "pregonar" y una vez "divulgar".

Lo dicho hasta aquí basta para comprobar que "la comunicación verbal" de la verdad divina es el método divinamente ordenado para la aplicación del evangelio.  Pero es necesario hacer constar que dentro de este método existe una saludable variedad. Aparte de los términos ya mencionados. Existen varias otras expresiones en el Nuevo Testamento que describen los discursos cristianos. Solo en el libro de los Hechos se encuentran veinticuatro de ellas, tales como "exhortar", "testificar", "disputar", "afirmar", "persuadir", "amonestar", "profetizar", "disertar", "enseñar", "alegrar", y otras más.


2.7. TENTACIONES DEL PREDICADOR

Como palabra de consejo. Advertencia, y exhortación escribió un ministro apostólico sobre el peligro de:


2.7.1. La ambición de poder y la alabanza. Un ministro puede sentir el atractivo del poder en sus relaciones comunes con su congregación. Hay algunos cuyo deseo de dominar se muestra abiertamente en sus intentos por convertirse en dictadores en sus propias iglesias. Para esto el Apóstol Pedro nos advierte: "Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplo de la grey". (1ª. Pedro 5:2,3). El amor al poder y del poder, se vincula con la alabanza. No podemos negar que hay alabanza sincera la cual es muy correcta y es justa y merecida. Cuando la alabanza se convierte en adulación, el peligro reside en que un predicador se convierta en adicto a alabanza hasta llegar a convertirse en una necesidad y lucha por obtenerla a cualquier precio, semejantemente como lo busca y lo consigue el adicto al alcohol puede que una vez haya tenido un paladar delicado, capaz de discriminar ente vinos escogidos, pero ahora su deseo principal es embriagarse, y no puede ser exigente en cuanto a la calidad del brebaje que produce el efecto. El deseo de alabanza puede arruinar a un predicador hasta el punto de hacerlo incapaz de distinguir entre adulación y cumplidos huecos por una parte, y sincera gratitud y aprobación por una tarea bien cumplida, por la otra.

2.7.2. La auto exhibición. La personalidad del predicador, puede ser dañada cuando se cae en la tentación del exhibicionismo, cuando se ama y s busca la espectacularidad, cuando se inclina el ministro al dramatismo, cuando se coloca en el centro, olvidando que el centro de la predicación es Cristo, los oyentes debe ir a ver a Cristo, en el momento de la presentación de la predicación. Los oyentes deben encontrar expedido el camino para el encuentro personal con Cristo. De la otra manera los creyentes se sentirán frente a un actor y no frente a un predicador.


2.8. conclusión

Mucho más podríamos haber escrito sobre este tema, también queremos decir que nuestro interés no es solo informativo, sino queremos que primordialmente sea FORMATIVO, y para ello no se requiere un volumen grande de muchas ideas y técnicas, sino realmente algunos puntos prácticos que puestos en acción, producirán predicadores eficaces, espirituales y conscientes de la necesidad del pueblo de Dios y del mundo irredento. Por lo tanto invitamos al estudiante, a que su aprendizaje sobre este tema no termine aquí, sino sólo sea un génesis.


3. LA PREPARACIÓN DEL SERMÓN

"Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de que avergonzarse, qué USA bien la palabra de verdad". (2ª. Timoteo 2:13).


3.1. INTRODUCCIÓN

Cumpliendo con lo que dijo el gran predicador, Pablo, en el versículo que hemos tomado de base, donde nos aconseja a "usar (dividir, trazar, manejar acertadamente) bien la palabra de verdad," hemos copilado este material que creemos nos dará una idea general y práctica de cómo preparar un sermón. Enseguida les presento en síntesis una de las formas más comunes de preparar el arreglo del sermón y luego después de esta introducción les presentaré cada división en una forma más detallada para una mejor comprensión y profundización sobre lo ya referido.


3.2. TEXTO, TEMA, INTRODUCCIÓN, CUERPO DEL SERMÓN, APLICACIÓN Y LAS ILUSTRACIONES


3.2.1. El texto. El tomar un texto para predicar, despierta el interés de la congregación y llama la atención del pueblo. Gana la confianza de éstos porque el predicador va a proclamar la Palabra de Dios y no sus propias opiniones. Ala vez da al predicador autoridad y valor en proclamar su mensaje. Le ayudará al mismo tiempo guardar su mente de vagar.

Pero ¿cómo escoger el texto para el mensaje?

Primero. Por la dirección del Espíritu Santo. Al hombre que vive continuamente bajo la influencia y el poder del Espíritu Santo, raras veces le será difícil hallar de qué predicar.

Segundo. Por la lectura constante de la Palabra de Dios. La Biblia es la mina del Predicador. Cuando algún pensamiento o ilustración le impresione, debe anotarlo en una libreta. A veces, al leer las Escrituras, cierto texto le llamará la atención y aun un bosquejo se le presenta. Hay que apuntar tales pensamientos, pues algún día le servirán.

Tercero. Las necesidades del pueblo le ayudarán al predicador a escoger su texto para el mensaje. Hay que estudiar las necesidades físicas, morales y espirituales del pueblo. 

Por último, la lectura de libros buenos, si los leemos no para copiarlos, sino para recibir inspiración, será una ayuda grande. El estudio de las biografías de grandes predicadores, misioneros y reformadores, es una grande inspiración para el predicador.

Debe evitar escoger textos o temas que no pueda desarrollar. El predicador debe evitar controversias. Tampoco debe usarse como texto una parte de un pasaje que exprese una parte de la verdad, por ejemplo: "No hay Dios". El texto completo es. "Dijo el necio en su corazón: No hay Dios". (Salmo 14:1).

Para la interpretación del texto que hemos escogido, hay que saber exactamente lo que quiere decir la Biblia del texto. Por el estudio el contexto se puede entender mejor lo que quiere decir el texto. Al escoger un versículo sin considerar el contexto, se expone uno a muchas equivocaciones. También es muy importante en la interpretación de cualquier porción de la Biblia, compararla con los pasajes paralelos, si los hay, o los que tratan del mismo asunto. Después de haber hecho todo esto con diligencia y oración, entonces se pueden buscar otras ayudas en libros o comentarios.


3.2.2. Tema y título. Para presentar un buen sermón, es necesario tener primero un buen tema sobre algún asunto definido, específico, concreto y determinado.

Antes de proceder a elaborar un sermón, es menester hacerse primero la pregunta: ¿De qué voy a hablar? La respuesta a esta pregunta dará el tema. Tómese, por lo tanto, como regla general, hacerse la pregunta: ¿De qué voy a hablar? Un buen tema en augurio de un buen sermón, dado que el sermón ha de contener el desarrollo del asunto expresado en el tema.

¾ Tema. Proposición o texto que se toma por argumento o asunto de un discurso. Viene del latín "Thema", y también del griego "Thema", que significa proposición fundamental.

¾ Título. Inscripción que se pone al frente de un libro o de un capítulo, para dar a conocer el asunto de que trata (Diccionario El Pequeño Larousse Ilustrado).


3.2.3. Introducción. Cada sermón necesita tener su introducción para despertar el interés del auditorio y para introducir lo que sigue. No debe prometer demasiado. Es bueno preparar la introducción después de preparar el mensaje. No debe ser muy recia ni demasiado extensa. Es mejor comenzar en un tono ordinario y tratar el sermón gradualmente.


3.2.4. El cuerpo del sermón. El desarrollo ha sido llamado el plan o argumento del sermón. Se pueden hacer tantas divisiones como sean necesarias, para ayudar a presentar el tema claro, definido y completo. Sin embargo, no deben ser demasiado marcadas.

3.2.4.1.La primera división. Debe tratar de aclarar el tema, contestando la pregunta ¿Qué es? Se puede contestar esta pregunta: Primeramente, por dar la definición del tema y sus términos. Por ejemplo, si el tema del sermón es "La Santificación", la primera parte puede dar la definición de la palabra, otros términos que quieren decir la misma cosa, y errores que hay acerca del asunto, etc.

¾ En segundo lugar, se puede contestar la pregunta con explicar el tema, de allí la necesidad de entender perfectamente el asunto del mensaje.

¾ Tercero, hay ocasiones que de halla la contestación de la pregunta ¿Qué es? Más claramente por medio de hacer comparaciones o contrastes. Jesús usó este método muchas veces, comparando el reino de los cielos con alguna cosa bien conocida, por ejemplo: "El reino de los cielos es semejante a un hombree tratante que busca buenas perlas...".

3.2.4.2. La segunda división del sermón debe contestar la pregunta ¿Por qué? Debe exponer la necesidad, la razón por qué uno debe creer y aceptar la verdad expresada en el tema del sermón. En esta parte del mensaje vienen los argumentos. Hay que convencer a los oyentes de la verdad. Para hacerlo, el predicador debe tomar en cuenta el alcance de los conocimientos del auditorio, comenzando por un hecho ya conocido por ellos y procediendo así a lo desconocido. Jesús, para enseñar las grandes y profundas verdades celestiales, hablaba a la gente de las flores del campo, de la siega, de las aves, el trigo y de las mujeres moliendo. Sigamos su ejemplo:


3.2.4.3. La tercera gran división del sermón tiene por propósito presentar la manera por la cual el tema tratado puede efectuarse o, en otras palabras, contestar la pregunta ¿Cómo? Por ejemplo: Si el tema ha sido la Regeneración, la primera división explicará lo que es; la segunda, por qué es necesaria; y la tercera división explicará cómo puede ser efectuada. Esto debe incluir la agencia divina, la parte que Dios hace, y la agencia humana, o sea, la parte que toca al hombre.


4. LA APLICACIÓN

La parte más delicada del mensaje es la aplicación. ¡Cuántos buenos sermones han quedado en el aire por falta de aplicarlos directamente a los oyentes!. Muchas veces es mejor que el mismo predicador haga su propia aplicación e invitación en lugar de dejar este trabajo importantísimo al que está dirigiendo el culto. No es suficiente que los hombres se convenzan de la verdad, sino es menester que se conviertan. Los hombres por lo general no dejan el pecado simplemente porque entienden que lo deben dejar, sino por que sienten la culpabilidad de él, por lo tanto, hay que tratar de llevarlos a esta convicción.


5. LAS ILUSTRACIONES

Todo sermón debe tener sus ilustraciones. La ilustración es al sermón lo que la ventana es a la casa. La casa no debe ser toda ventada, ni el sermón, todo ilustración.

¿Dónde encontramos las ilustraciones adecuadas?

¾ Primero. En la Biblia. Las historias, las parábolas y experiencias de personas que en ellas hallamos pueden usarse como ilustraciones muy ciertas y efectivas.

¾ Segundo. En todo lo que nos rodea, hay que llevar los ojos y oídos abiertos a todo lo que se hace y se dice a nuestro alrededor. Jesús en sus sermones habló de los lirios, la luz, la sal, las abejas, el trigo, etc.

¾ Tercero. En la historia y la biografía de las persona.


6. ELECCIÓN DEL TEXTO

6.1. SIGNIFICADO DE LA PALABRA "TEXTO"

La palabra texto, viene del latín "texto", es el vocativo de "textos", que significa, tejer. Pero la palabra tiene diferentes acepciones.

¾ Texto es el contenido de un escrito cualquiera. De ahí que cuando nos referimos a un libro, por su contenido o por el asunto que trata, lo designamos como libro de texto: Libro de texto de historia, libro de texto de lógica, libro de texto de matemáticas, libro de texto de homilética, libro de texto de teología, etc.

¾ Pero para los efectos de la homilética, el texto es lo que nos sirve de base para el sermón, o sea un versículo o un pasaje de la Biblia.


6.2. VENTAJAS DE TENER UN TEXTO

El sermón consiste en explicar un texto de las Sagradas Escrituras. Si no hay texto bíblico, podrá resultar un discurso, un artículo, un ensayo, una disertación. Para que sea sermón, necesariamente ha de tener como base una porción bíblica.

El hecho de tener un texto para la predicación, representa una serie de ventajas, tanto para el predicador, como para el auditorio:

¾ Da autoridad. Desde el momento que nos paramos en nuestro púlpito y anunciamos un texto como base del mensaje, ese hecho nos da autoridad delante del auditorio, ya que no nos proponemos a hablar algo como de nosotros mismos, sino que anunciamos que vamos a hablar de la Palabra de Dios, de la Biblia: "no que seamos suficientes de nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra suficiencia es de Dios" (2ª. Corintios 3:5).

¾ Despierta el interés. Si la elección del texto como base de nuestro sermón ha sido una elección feliz, bien hecha, se despierta el interés de la congregación y, de allí en adelante estará atenta para ver como vamos a hacer su desarrollo y que es lo que vamos a decir de ese texto en particular.

¾ Ayuda a recordar. Si el predicador "se va por todo el mundo predicando el evangelio" y no tiene un texto en particular en el cual ha de basar su sermón, será muy difícil recordar la idea central después del sermón, tanto para el como para el auditorio. Pero si hay un texto como base, será relativamente fácil recordar tanto el desarrollo como las ideas expuestas en el sermón.

¾ Da oportunidad para explicar la Biblia. Puesto que el sermón es la explicación de un texto bíblico, cada vez que prediquemos, usaremos un texto y en consecuencia, cada vez haremos uso de una porción de la Biblia, lo que no logra el que "se va por todo el mundo predicando el evangelio", porque no hay un tema o asunto definido, específico, determinado, sino que habla de todo lo que sabe, aunque quizá no lo que debe.

¾ Impide divagar. Si tenemos un texto, y el sermón consiste en explicar el texto, este hecho nos impedirá divagar, ya que nuestra tarea será concentrarnos al texto que hemos escogido.

¾ Da Veracidad. Si hoy predico sobre un texto que he escogió en el Evangelio de Marcos y en otra ocasión tomo uno de Isaías, y después uno de Apocalipsis, y luego del Génesis, este hecho de tomar textos de diferentes porciones de la Escritura, dará variedad a la predicación. El sermón cada vez será distinto, y en consecuencia, habrá variedad.


6.3. EJEMPLOS DE TEXTOS CON TEMAS

Texto. En el principio... Génesis 1:1
Tema. Comenzar

Texto. ¿En dónde estás?       Génesis 3:9
Tema. Orientación.

Texto. La vida es más que el alimento. Lucas 12:23
Tema. El Supremo Valor.

Texto. ¿Cuándo debes? Lucas 4:10
Tema. Deudores somos.

Texto. Si supieras..., Juan 4:10.
Tema. Oportunidades desconocidas.

Texto.             ¿Soy yo guarda de mis hermanos? Génesis 4:9
Tema.              La Responsabilidad

Texto.             Saldré como antes... Jueces 16:20
Tema.              Jugar con el peligro.


7. EL TEMA

7.1. NECESIDAD DEL TEMA

Para tener un buen sermón, es necesario tener primero un buen tema sobre algún asunto definido, específico, concreto y determinado. Antes de proceder a elaborar un sermón, es menester hacerse primero la pregunta: ¿De qué voy a hablar? La respuesta a esta pregunta dará el tema. Tómese por lo tanto, como regla general, hacerse siempre la pregunta: ¿De qué voy a hablar?


7.2. DEFINICIÓN DEL TEMA

El tema es la expresión exacta del asunto, o sea la respuesta a la pregunta: ¿De qué voy a hablar?

El tema no sólo ha de abarcar o incluir lo que se va a decir, sino ha de excluir todo lo que no tenga que ver con el asunto.

El tema es el mismo texto, pero dicho ya con nuestras propias palabras. El tema es la raíz del texto. Después de todas la ideas expuestas, podemos concluir que TEMA, es el asunto que nos proponemos a desarrollar en un sermón, o sea el contenido del sermón, dicho en una frase enérgica y sugestiva.


7.3. ESCOGIENDO EL TEMA

¾ Para escoger un tema para nuestro sermón debemos tomar en cuenta ¿????? y las siguientes son unas de las principales, por no decir las principales.

§ Escoger un tema que uno conoce bien.
§ Nunca debe buscar algo que sea superficial y de poco interés.
§ Debe buscarse un tema que tenga como fin traer bendición para nuestro auditorio.
§ Debe ser un tema condensado a cierto fin y no demasiado general.
§ No se debe considerar solamente lo que se va a decir, sino también lo que no se va a decir.

¾ El predicador debe ser un hombre observador, y en su trato con las personas convertidas y las no convertidas debe hallar temas que sean provechosos para su auditorio.

¾ No se vaya a confundir lo anterior con la mala costumbre de decir del púlpito lo que se observa en los hogares que el predicador en su trabajo diario visita pues el predicador que esto hace, pronto se dará cuenta que se le ha perdido la confianza y nadie le platica asuntos íntimos por razón que tienen miedo que los vaya a decir del púlpito.

¾ Observe su congregación y dése cuenta si hay inquietud en ellos por algunas de esas pruebas que suelen venir como olas de Satanás para destruir la Iglesia de Cristo, y pídase a Dios, con mucha oración, un tema que levante el ánimo de la congregación.


8. LA INTRODUCCIÓN

8.1. SU NECESIDAD

Una pared larga y lisa de un edificio no tiene ningún atractivo para nadie, pero si a esa pared se le pone en la parte superior una cornisa un adorno, se ve mejor. Y si se le ponen unas ventana artísticas y hermosas, llamarás más bien la atención. Si además de eso se le pone un portalito, ya cambia totalmente su presentación. Ese mismo objeto se logra con la introducción en el sermón.

El sol por la mañana no aparece exabrupto, sino que empieza una claridad un tanto tenue por el horizonte, claridad que va aumentando a medida que el astro rey avanza y hace su aparición en la tierra. Cuando se encuentra en el cenit, sus rayos son más esplendorosos y más brillantes y más hermosas. Así pasa con la introducción del sermón. Es como dice Proverbios 4:18; "Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto".

Un preludio es la música que se toca antes del servicio o del culto, o para mejor decir, con eso se da principio al culto. Pero preludio significa que precede o sirve de entrada y principio a alguna cosa. Es la escala, el arpegio, antes de cantar o tocar la pieza principal. Esto mismo en el terreno de la predicación sería la introducción.

Todos los libros o la inmensa mayoría de ellos tienen una Introducción, a la cual también se le llama Exordio, Prefacio, etc. El sermón por la misma razón ha de tener su introducción.

Algunos libros de la Biblia también tienen su introducción: "En el primer tratado (luego veremos el primer tratado), Oh Teófilo, hablé acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar..."  (Hechos 1:1-5). Esta es una buena y excelente introducción que Lucas hace en el libro de los Hechos.

"Puesto que ya muchos han tratado de poner en orden la historia de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas (éste es el primer tratado), tal como nos lo enseñaron los que desde el principio lo vieron con sus ojos, y fueron ministros de la palabra, me ha parecido también a mí, después de haber investigado con diligencia todas las cosas desde su origen, escribírtelas por orden, oh excelentísimo Teófilo, para que conozcas bien la verdad de las cosas en las cuales has sido instruido" (Lucas 1:1-4).


8.2. SUS FUENTES

Ya hemos demostrado que es una necesidad tener una introducción en todo sermón. Ya vimos también cual es el objeto de la introducción en la predicación. Veamos ahora las fuentes de donde podemos obtener introducciones:

¾ El Texto. Si hay en el texto algunos elementos que necesitan explicación, esta explicación nos puede servir de introducción.

Texto. "Porque no me averguenzo del evangelio: porque es potencia de Dios para salvación". (Romanos 1:16).

Tema. La Dinamita de Dios.

Introducción. En el griego original encontramos que la palabra "Potencia" tiene la misma raíz que la palabra "dinamita". Viene de la palabra "Dúnamis". De modo que esta explicación nos da pie para poner el tema. La Dinamita de Dios. La explicación el texto nos sirvió de introducción.

¾ El Contexto. El contexto es lo que va con el texto, o sea lo que está tanto antes como después del texto. Originalmente el Salmo 55 eran dos salmos distintos. Pero como los dos salmos expresaban lamentos por la necesidad, se unieron en uno solo.

El primero lo formaban los versículos del 1 al 18, incluyendo el versículo 22. El otro salmo estaba formado por el resto de los versículos. La nota más práctica está en los versículos 13 y 14, en donde el jefe de sus enemigos, fue en un tiempo su más íntimo amigo; que siempre iban juntos al templo. Pero su amigo no sólo se convierte en su enemigo, sino que se hace jefe de un grupo de enemigos. Esto le hace observar en derredor de él mismo, y cómo no encuentra seguridad, esperanza, comprensión; como en este mundo no hay nada que le ofrezca suficientes garantías, estas las busca en las cosas divinas, en Dios mismo y eso lo hace exclamar: "Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará".

Esta explicación que encontramos en el contexto, muy bien nos puede servir como material para la introducción.

¾ Ocasional. Ocasional quiere decir al momento, las circunstancias que nos reúnen.  La ocasión es un culto de una dedicación de una graduación, de una iniciación de sermones, o cursos, de una boda, de un día de la madre, etc., esa es la ocasión.


8.3. EJEMPLOS DE INTRODUCCIÓN

Texto. Hebreos 11:24-26
Tema. La elección de Moisés.

Introducción. Esta galería de los Héroes de la fe del capítulo 11 de Hebreos, es uno de los capítulos más apreciados en el libro de Hebreos, y Moisés es uno de los héroes más destacados en esa galería. Hizo la gran elección de su vida "por fe" cuando escogió servir a Dios más bien que a los dioses de Egipto.

Texto. Mateo 6:5-8; 7:7-11; Santiago 5:13-16
Tema. La Oración en la vida cristiana.

Introducción. Es muy apropiado la figura que se ha aplicado a la oración, a saber: que la oración es para la vida espiritual lo que es la respiración para la vida física. Como no dura muchos momentos esta vida sin la respiración, así tampoco puede aquella existir mucho tiempo sin la oración. Es vital para todo cristiano.

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